DARK DUSK: CAPÍTULO 15

J.D. consiguió llegar al 1420 de Franklin Street poco antes de que amaneciera. No había sido fácil llegar hasta allí por la noche sin llamar la atención. Las calles estaban desiertas y cualquier movimiento suponía un sobresalto en su huida. A veces no era más que un perro rebuscando en los cubos de basura, otras un yonkie saliendo de entre el vapor de las alcantarillas como si de un personaje de George A. Romero se tratase.

Cualquier coche a lo lejos no era sino un obstáculo más hasta su destino y encontrar la maldita calle no había sido tarea fácil, pero, finalmente, allí estaba: su única esperanza, alguien a quien acudir en busca de ayuda, un techo en el que pasar unas cuantas horas hasta que pusiera sus ideas en orden.

Abrió el maltrecho portal de entrada y subió la escalera hasta el cuarto piso, y entre manchas de humedades y escalones rotos llegó a la meta. Pulsó el timbre aguantando la respiración. No funcionaba. Con el pulso todavía acelerado golpeó la puerta. Nadie contestó. Joder, que puta mierda!!! Ese cabrón de Barry todavía estará con ella. Julián, confuso, extenuado y sin un lugar a dónde ir, se derrumbó sobre la puerta nº 23 del 1420 de Franklin Street. Su placentero y reparador sueño en el que tenía una alfombrilla por almohada se vió interrumpido súbitamente por una patada en la espalda.
- Malditos desechos humanos!!! Cuantas veces os tendré que decir que vayáis a picaros a un jodido parque o a un colegio como hacen todos los putos yonkies del mundo!!!

Julián se despertó sobresaltado y se protegió la cabeza con las manos mientras intentaba explicar la situación.
- Te voy a matar cabrón, la semana pasada ya me abristeis el coche, pero tú ya no joderás a nadie más.
La mujer abríó la puerta e inmediatamente salió con un bate de baseball dispuesta a mancharlo de sangre si era necesario, y evidentemente ese bate no había sido adquirido con la intención de hacer home runs.

- Te vas a cagar, desgraciado!!!
- Cathy, Cathy, soy yo!!! Julián
- J.D??? ¿Qué coño estás haciendo aquí?
- Te lo explicaré todo cuando bajes el bate y te hayas calmado un poquito.
- Claro, claro. Por favor, perdóname, es que últimamente he tenido problemas con esos cabrones. Anda, pasa y siéntate. ¿Quieres tomar algo?
- Un café no me vendría mal
- OK

Julián se acomodó en el salón y minutos después Cathy llegó con dos vasos de whisky con hielo. J.D. no hizo ni la intención de hacerle ver que había cometido un “error”.
- ¿Te apetece un tirito?
- Buff, la verdad es que ahora mismo es lo último que necesito.
En cuestión de segundos Cathy había pintado con la maestría de un delineante dos largas rayas de coca sobre la mesa, de las cuales una desapareció casi por arte de magia.
Julián, cogió el billete de 100 dólares y aspiró profundamente. Sintió como la droga pasaba a través de su tabique nasal. Fue una sensación reconfortante después de aquella noche tan dura.

- Bueno, y ahora cuéntame qué haces aquí.
Entre whiskys, rayas y cigarrillos, J.D. le contó a Cathy todo lo que había pasado: la muerte de Al, su secuestro, la huida…
- Tienes que haberlo pasado, muy mal- dijo Cathy mientras se sentaba encima de él y le besaba.
Sin saber muy bien lo que había pasado, J.D. se encontraba desnudo en la cama de Cathy, pero ella ya no estaba. Le dolía la cabeza, sólo le vinieron ráfagas a la cabeza de Cathy cabalgando sobre él con los ojos en blanco y gritando de placer. Agudizó los sentidos y le pareció oír su voz en una habitación contigua. Sí era ella. Se levantó y abrió la puerta, y se detuvo al oír las siguientes palabras:
- Como te lo digo, está aquí durmiendo como un angelito… Síii, claro, no te preocupes mi amor, yo te lo entretengo el tiempo que sea necesario.