domingo, 3 de enero de 2010

4 DÍAS EN BERLÍN

Lo primero que sientes al aterrizar en Berlín en pleno invierno es el frío, el intenso frío.
Y de repente en lo único que piensas es en esos jubilados alemanes que viven en Mallorca; maldita sea, ahora los comprendo. No, no concibo una vida trabajando en una fábrica alemana a -4º, ni de coña, así que, lo siento señora Merkel, es usted una gran canciller pero yo me piro a Palma a dejarme mi pensión en campos de golf y jarras de sangría y a que me operen la cadera por la cara.

DÍA 1.

Llegamos a Berlín a las 5 de la tarde, noche cerrada, cerradísima y una vez instalados en el confortable hotel decidimos darnos una vuelta por los alrededores del Mitte, barrio bohemio del antiguo este berlines. Unas cervezas, cena hindú y a la cama, que el día había sido muy largo.

DÍA 2.

El día 30 de diciembre nos saludó con una descomunal nevada. Como ya habíamos estado en 2007 decidimos visitar las partes de la ciudad que se nos habían quedado en el tintero la vez anterior. Este pues era el día pensado para hacer la visita al campo de concentración de Sachsenhausen y, al igual que los madrileños se bañan en la playa en semana santa cuando vienen a Valencia, nosotros no íbamos a quedarnos en el hotel pese a la nieve, así que, sin pensarlo demasiado nos dirigimos a Oranienburg, pueblo a unos 30 km. de Berlín donde está ubicado el campo.
Nada que decir de la visita, impresionante es poco. Se te quitan las ganas de hacer fotos al oír historias pero que me aspen si no podía haber encendido los hornos crematorios al menos un ratito…joder, que frío más atroz y que hielo más traicionero…preguntadle a cris, preguntadle.

De regreso a Berlín decidimos pasarnos por un entrañable lugar. Una vez leí en una entrevista al batería de Backyard babies decir que Los Ramones eran el mejor grupo del mundo, y, joder, si una ciudad le dedica un museo al mejor grupo del mundo hay que ir a visitarlo a la fuerza.
El sitio está genial, museo y cafetería todo junto, hay cantidad de material antiguo, camisetas enmarcadas, guitarras, ropa que usaron los neoyorquinos, etc… personalmente lo disfruté mucho.
Una ducha rápida, cena en un restaurante donde servían típica comida de Louisiana (brutal el jambalaya, como una paella pero con productos americanos), y directos a disfrutar de la noche berlinesa.
Entramos en un garito llamado White trash. 3 plantas, a saber, la primera restaurante, la segunda bar y la tercera club de rock. Cuando acaba la cena la primera se convierte en sala de conciertos. Curiosamente las músicas no se mezclan en ningún momento.
Sólo decir que los alemanes no saben bailar y que con mis tres pasos clásicos (el robot, el air guitar, y el mochito escurridor) les di mil vueltas.
A la salida, más nieve.

DÍA 3.

La mañana del día de nochevieja la dedicamos a hacer compras, discos para mi(podría hacer otra entrada al respecto), calzado para Cris.
Vimos la ciudad, tomamos cafés y cervezas y comimos en Postdamer Platz, probablemente el lugar más comercial y a la vez más feo de todo Berlín.

Para la cena de nochevieja decidimos meternos en el primer restaurante que no estuviese abarrotado, así que acabamos en un japonés comiendo sushi.
A las 23.00 estábamos fuera y decidimos meternos en un pub para entrar en 2010 con buen pie.
Tres cuartos hora de cervezas y combinados y una copa de champagne y…la cuanta atrás. Tengo que decir que fue raro, los alemanes no comen uvas, hacen una cuenta atrás, y cuando llega el momento no se muestran tan efusivos como nosotros, sólo unos discretos abrazos y el brindis con el chamapgne, muy sosos los teutones, ya os digo; acto seguido salen todos a la calle y motan un espectáculo de fuegos artificiales, cohetes y bengalas. Los valencianos disfrutamos mucho con esas cosas, ya sabéis.
Nos quedamos en el pub hasta la tres, con música en directo de un dúo que tocaba clásicos de toda la vida (REM, Beatles, Stones, Credence, Oasis…) y nos fuimos al hotel, no sin antes tomarnos la última en uno de los numerosos establecimientos que abren durante toda la noche en los subterráneos del metro, realmente una ciudad debajo de la ciudad.

DÍA 4.

Para el último día dejamos la visita al barrio de San Nicolás, creado durante la guerra fría y que es una especie de reconstrucción de un barrio medieval, muy bonito; y después fuimos hasta la puerta de Brandemburgo para ver los efectos de la noche anterior. Botellas vacías y cohetes gastados…bonita estampa.
También dejamos para ese día la típica comida alemana, donde te la juegas porque las cartas no están traducidas, así que no arriesgamos y nos metimos entre pecho y espalda la típica salchicha gigante con patatas.
Cenamos en el hotel y nos subimos a descansar, que a las 4.00 teníamos que estar en el aeropuerto.

Y eso es todo, se me olvidan muchas cosas, claro, muchas anécdotas.
Sólo decir que es una ciudad para vivirla en invierno, hacedme caso.

10 comentarios:

daaxe dijo...

Yeeee!! Que alegría, un nuevo post, y encima parece de los jugosos!

Ahora no puedo leerlo, pero aprovecho para felicitar el 2010 a toda la humanidad. Luego ya lo comentaré.

Salud!!

Eva dijo...

Hola Peronin!!! qué viaje más chulo os habéis pegado!! ya nos contarás en persona.
Muuaaaaas!!!

daaxe dijo...

Muy guapo el viaje, musho frío, eso si, brrrr.

Me encanta que detalles lo que comisteis cada día y tal, parece una guía Michelin para el resto de la gente.

Pero eso de decir que los Ramones eran californianos no se si te lo perdonaré algún día macho.

Queens, NY. Ya te vale.

little caesar dijo...

Oh dios, el error más lamentable de mi vida.
Tiene una explicación, ya te la contaré en persona.

ALUD ROMERA dijo...

Me alegro mucho que lo pasaseis tan bien, supongo que NUR no te tomará la palabra en eso de ir en invierno, pero la verdad es que me dá la impresión de que quieres que todos pasemos ese frio atroz del que nos hablas...

Como Berlin es una ciudad que deseo visitar en un futuro, lo menos lejano posible, te quiero preguntar algo, ¿hay algo que hacer aparte de beber cerveza? ah, y sabe Dios que yo precisamente no tengo nada contra la cerveza :P

Ahora en serio, me ha sorprendido que no acudieseis a la puerta de Bradenburgo en plena cuenta atras, creía que era lo tradicional, aunque con el frio que hacía mejor meterse algo de calorcito rico al cuerpo. Por otro lado, después de ver imágenes de la Oktoberfest, me cuesta creer que los Alemanes sean poco efusivos.

Superinteresante la visita al campo de concentración, te interrogaré al respecto.

Que putada currar en un sitio que todos los días hay que poner y quitar mesas para hacer un concierto después de cenar, ¿o acaso la gente se quedaba al concierto sin levantarse de la mesa?

Y por último, tus pasos de baile son de fuera de serie, casi con seguridad en Alemania se baila hasta bien, recuerdo una foto de fiestas que demostraba toda la expresividad que puedes alcanzar cuando te entregas a ese arte, de todos modos Tonetti con su gusano te borra del mapa.

NUR dijo...

Entonces para ti y Cristina ¿es más recomendable visitar Berlin en invierno que en verano?

Por ejemplo, cuando fuí a Londres no me quedé con ganas de visitarla en verano, con Amsterdam me ha pasado todo lo contrario y creo que merece la pena otra visita veraniega. Por eso me queda la duda de si con Berlin me sucedería como con Londres o como con Amsterdam.

ALUD ROMERA dijo...

Todo esto me ha hecho criar ganas de explicar un poco como me fue la visita a Amsterdam o por lo menos poner un par de fotos dedicadas al blog.

Pero primero tengo que terminar de retocar mi parte de Dark Dusk, que ya está en marcha...

little caesar dijo...

A ver Nur, para ti, Berlín es una ciudad para ir en verano. Si eres friolero/a el frío es insoportable. Amsterdam, por ejemplo, es una ciudad para ir en verano, es una ciudad de ocio para estar en la calle.

Ya os contaré en persona más cosas.

Alud, haz una entrada sobre Amsterdam, anda.

little caesar dijo...

Alud, otra cosa, a la puerta de Brandemburgo es imposible llegar a no ser que estés allí desde las 5 de la tarde; en la tele se ve hueco, pero es por las medidas de seguridad.
Estoy seguro de que con nuestra picaresca española hubiésemos llegado a las primeras filas pero la intensa nevada nos quitó las ganas de intentarlo.
Ya sabes, españoles vagos y tal...

Joaquin dijo...

Joder, pues sí que mola Berlín... sobretodo en el tema cultural, aquí en españa hay muy pocos garitos de rock...
Por cierto que la visita al campo de concentración... tiene que ser verdaderamente impactante.