sábado, 14 de julio de 2018

MONSTER CHEF: CHÉ QUÉ BÓ (PATERNA)

Queridos lectores del mejor blog de la puta historia, en estos momentos de tiempos convulsos, terremotos políticos, populismos y escándalos sexuales, no veo mejor momento para que GALATEX WORLD ponga sus granito de arena, para hacer de este mundo un lugar más agradable si cabe.
Como bien sabéis, actualmente se debate en los fueros internos de los partidos de pseudoizquierda, plantear la legalización de la eutanasia en nuestro país. Así pues, nosotros hemos puesto en marcha una propuesta de lo que consideramos que puede ser una buena opción para llevar a cabo este proceso.
Nada de  muertes dulces como el onanismo con una soga al cuello o la administración de pentotal sódico. GALATEX WORLD os recomienda encarecidamente cenar en un bar del pueblo que vio nacer al mítico Chanquete, y quien sabe si la causa de su muerte fue sufrir un menú degustación en el Bar Ché Qué Bó, el cual tuve el placer de visitar una noche de julio.
El camarero es un tipo muy agradable, de esos que no tiene ningún tipo de reparo en interrumpir una conversación para hacer un chascarrillo. De esos que dan ganas de abofetear sus prominentes mofletes con la mano abierta solo para comprobar cuánto tiempo tarda en parar de moverse esa doble papada.
Después de elegir 3 tapas, Mofletitos te recomienda encarecidamente los platos fuera de carta, todo nombres rimbombantes, delicatteses esdrújulas, a las que resulta difícil esquivar, al fin y al cabo piensas "este tío no está así de comer paja, de crossfit no, pero de papeo este controla".
La primera tapa que nos trajo el hermano gordo de Chicote fue una empanadilla criolla aderezada con unas cáscaras de zanahoria que hicieron las delicias de mi perro. Calientes por fuera y frías por dentro. Del congelador a la freidora, y de ahí a convertirse de nuevo en mierda.

                                                  CALIENTE POR FUERA Y FRÍO POR DENTRO ¿QUÉ ES?

Después fuimos deleitados con un pulpo a la gallega, servido en una base de patatas fritas. He de decir que fue todo un detalle cortar el pulpo como si de jamón serrano se tratase, no vaya a ser que al trocearlo con tijeras se caiga al plato un trozo demasiado grande y el cliente se atragante. Esa es una ejecución demasiado rápida, la víctima debe sufrir. Y para ello qué mejor que sobre estas briznas de pulpo volcar un camión cisterna de sal gorda.
Si alguna vez te has preguntado lo que se debe sentir al chupar una duna o comerle el coño a una sirena, tan solo debes pedir este plato aquí.

                                                       PULPO A LA GALLEGA DEL CHÉ QUÉ BÓ

La tercera tapa fue una cazuela de gambas. servido en un lecho de champiñones coronado con un huevo poché, o lo que es lo mismo, unos langostinos congelados sin pelar con unos champiñones de lata (sin escurrir para no quitarles la esencia Ché Qué Bó) con un huevo frito encima. Visto lo visto, me habría conformado con que explotar la yema del huevo frito con un poco de pan y rebañar el plato para quitarme el gusto a trago de agua de mar que todavía inundaba mi boca. Lástima que el huevo estaba tan hecho que la yema tenía una textura de sugus de piña, pero sin el delicioso sabor del sugus.
Haciendo gala de su amabilidad, el camarero nos pidió permiso para darle un poco de pan duro para el perro. Lo extraño es que fue a buscarlo a la cocina, cuando tan solo tenía que volcarlo directamente de la cesta que teníamos en nuestra mesa.

                                                ¿TU PERRO EN JULIO ES UN PERRITO CALIENTE?

Como nos quedamos con bastante hambre y aún nos quedaba un halo de vida, nos intentamos resarcir con una apuesta segura: unos saquitos de morcilla y ajos tiernos. Veinte minutos después pudimos degustar otro éxito de Findus. Pedimos la cuenta porque somos gilipollas por no irnos corriendo,  pero no tanto como para pedir postres. Un cuarto de hora después fui yo mismo a buscarla (a lo mejor también la habían metido en la freidora), así que sólo por 40 euros puedes padecer esta experiencia gastronómica. No me parece caro, teniendo en cuenta que bebimos bastantes cervezas y que una sadomasoquista te golpee con un látigo de 7 puntas es bastante más costoso y el suplicio no es de la misma magnitud ni de lejos.
Un dato positivo: no nos cobraron el pan del perro.

1 comentario:

daaxe dijo...

Pobre perro, te mereces lo que te pase por hacerle comer eso al pobre animal, que no tiene culpa de nada...
¡Paterna, como siempre a la vanguardia de nuevas experiencias!
PD: Me has hecho partirme de risa, cabronazo ;)