ME CAGO EN EL MEDIO AMBIENTE (I)

De todos es sabido que actualmente se encuentran reunidos en Italia los presidentes del G-8 para salvar al planeta del desastre al que se avecina, y no me refiero a la publicación del desnudo de Berlusconi si no al cambio climático.
No es casualidad que hayan elegido L’Aquila como sede del congreso. Puestos a pasar el rato, mejor tenerlos encerraditos en un sitio donde no haya nada que romper.

"La fiesta fue ahí. Cuando nos levantamos mira como dejamos el pueblo"

Sin embargo habría que hacer una reflexión personal profunda sobre el destino de nuestro planeta y decidir ¿es necesario hacer algo?
Que nadie me mal interprete, no es que yo piense como el primo de Rajoy (con perdón por lo de pensar), es que hay ciertos sacrificios que me tocan los huevos sobremanera.
Un ejemplo: vale, que sí, que ya tenemos bolsas de plástico suficientes para que nuestros nietos le plastifiquen la polla a Nacho Vidal y con lo que sobre (a los que aprecian su heterosexualidad les ruego que no utilicen su imaginación tras la siguiente frase) le hagan un traje de ama-castigadora a Rita Barberá.
Pero, en serio, me jode tener que llevarme las cosas del Lidl metidas en los bolsillos de la chaqueta, y me refiero a las que pago. Y antes muerto a que me cobren 2 céntimos (joder, que estamos hablando de 3 pesetas!!) por algo que voy a utilizar para bajar la basura o, alargando su vida util, para guardar los gallumbos mojados tras la partida de frontón.
Sí, es cierto que ahora cualquier empresa te regala bolsas con publicidad hechas de un material indefinido que está entre la tela y el rollo de Colhogar que pretenden ser de gran utilidad, pero no han caído en un pequeño detalle.

Señores fabricantes de bolsas ecológicas, lamento decírselo pero sus productos son de poca fiabilidad. Yo, desde luego, paso de meter un melón o cualquier cosa más contundente que media docena de huevos en sus bolsitas, y mucho menos en verano que voy con chanclas. Así que el hecho de que le pongan un trozo de cartón en el fondo a modo de base no sirve para inspirarme ni un pelo más de seguridad. Por el contrario, ese cartoncito lo que hace es que la bolsa sea imposible de plegar, con lo que hay que llevarla en la mano desplegada todo lo grande que es hasta el supermercado.
No se, llamadme maniático, pero no me gusta que todo el mundo sepa a lo que voy cuando salgo de casa. Es como si la gente, cuando sale de fiesta, llevara un condón desplegado en la mano o, en el caso de los menos afortunados, un almax y una peli porno.

La próxima semana os comentaré alternativas ecológicas a estas medidas impopulares.