AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS (XV), CUANDO EL GINTONIC ERA UNA BEBIDA PARA HOMBRES (Una crítica cínica a los tiempos modernos)

Ahhh, el gin tonic, ese cockatil tan de moda, objeto de sofisticación y buenas maneras, con ese punto ácido a la par que refrescante.
Sí, lo reconozco, me encanta el gin tonic, pero, de un tiempo a esta parte, se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza. Los tiempos han cambiado, la publicidad ha hecho estragos en nuestras vidas, ya nada es como antes y los pequeños detalles lo condicionan todo.
Que yo sepa, hace 15 ó 20 años, beberse un gintonic era un acto de hombría, un golpe encima de la mesa, un “aquí estoy yo, con mis dos pelotas, ponme una ginebra con tónica y no te cobres, que aun caerán dos más”, ahora ya no es así, ahora beberse un gin tonic se ha convertido en un acto social, para bien o para mal.
Yo, auténtico producto de las campañas de marketing, no he sido menos y, lamentablemente, también he caído en la adicción a las copas balón, la ginebra cara y las coctelerías especializadas (las hay, creedme.

Vamos a ver, vamos a ponernos en antecedentes y a bucear en el pasado, que de esto trata esta sección; el gin tonic, el gin tonic de verdad, el gin tonic para hombres, debe servirse en vaso de tubo, joder, con dos hielos y ginebra LARIOS (esto es muy importante) hasta un poco más allá del segundo cubito, y el resto se rellena con tónica SCWEPPES o, en su defecto KAS (basta de nordic mist, o peor aun, nordic mist azul, joder!!! una tónica azul).
Así se tomaban los gin tonics nuestros padres en los bares del barrio, bares normales con sillas de madera y barra de acero.
Yo se, porque mis fuentes me lo han confirmado, que a nuestra querida alcaldesa le preparan los gin tonics a la antigua usanza, como debe ser, vive dios.

Basta de poner caras largas cuando nos ponen nuestro apreciado combinado en un vulgar vaso largo de tubo (venga Riscotix, el mundo continúa, ánimo), aunque yo me queje. Basta de pedir un chorrito de limón exprimido coronando las espumosas burbujas de la fría y amarga tónica (yo lo pido, claro), basta de pedir el gin tonic “preparado” (el barman remueve la botella de tónica en la copa), aunque yo lo pida, claro;¿qué somos? ¿hombres o griegos?
Basta de tener que elegir entre Bombay o Tanqueray, Citadelle o G´vine, venga por favor, “ponme un Larios, y si no tienes, ponme el Beefeater de toda la vida” (aunque yo pida Tanqueray, claro)


Y no me vengáis con “es que la ginebra barata me da dolor de cabeza” (esto va por el mediano de los riscos), porque nuestros padres y abuelos nunca sufrieron una resaca en sus buenos tiempos.
Aunque claro, a mi, personalmente, la Larios me da una jaqueca de dos pares de cojones.