AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS (XIV). HOY...CUANDO ITALIA SE PUSO DE MODA.

Sí amigos, volvamos una vez más la vista atrás para recordar tiempos pasados.

Si hay algo cíclico en esta vida son las modas, hay miles de ejemplos, sin ir más lejos, ayer mismo vi a unos chavales en la calle jugando a la trompa (la peonza, vaya), algo que me lleno de nostalgia y que hizo que empezara a recordar modas pasadas.
Y así, tirando del hilo de mi memoria llegué a la que fue, según mi parecer, la moda más surrealista que vivimos en aquellos lejanos ochenta, cuyo punto culminante fue el mundial de fútbol de 1990, sí queridos lectores, hoy voy a hablar de…CUANDO ITALIA SE PUSO DE MODA.

A lo largo de los últimos 50 años, en España siempre ha habido un país que ha destacado sobre el resto (Austria lo intentó hace poco con su monstruo de Amstetten, pero no le vimos la gracia), hoy por hoy se puede decir que somos nosotros mismos los que estamos prácticamente a la cabeza, lamentablemente; porque no es ningún orgullo estar a la moda con elementos (no, me niego a llamarlos artistas) como Enrique Iglesias o David Bisbal, o deportistas tan poco carismáticos como Pau Gasol o Fernando Alonso, que sí que son muy buenos, pero todos sabemos que no molan nada.

Pero en los 80 las cosas eran distintas, siempre a la sombra de las todopoderosas Norteamérica (Jordan, Jacko) y URRS (Gagarin, Tachenko), sumergidas de lleno en su guerra fría particular, se erigía un país y una cultura que tradicionalmente había sido considerada un poco el hazmerreír del mundo, un poco lo que es ahora…ITALIA.
Y en aquellos días Italia molaba, molaba un montón, colegas.
Tenían grandes músicos, como FRANCO BATTIATO o AL BANO CARRISI, precursores de lo que vendrían a ser los insulsos cantantes italianos de los 90, como el empalagoso Eros Ramazzotti, o más tarde Nek o Tiziano Ferro (unos mindundis, ya os digo).
Franco Battiato pegó el pelotazo en España en 1982 con su “Yo quiero verte danzar”, que estoy seguro vuestros padres recordarán con nostalgia. Hablar de Battiato es hablar de un genio de la música (esto lo digo en serio).

Al Bano Carrisi (joder, me da la risa de recordar la movida que tuvo con Lidia Lozano) también petó en los ochenta acompañado de su mujer Romina Power (acojonante pseudónimo), y su “Felicità” hizo también feliz a toda una generación en esta nuestra España de pandereta y folklore.
Curiosamente, ambas canciones fueron un éxito en el año 1982, año en el que se disputó el Mundial de Fútbol en nuestro país y que ganó…¿lo adivináis? Pues sí, Italia, con todo un Paolo Rossi en plan estrella, con aquel aspecto de latin lover festero que se gastaba el hijoputa, que pasaba de todo pero que las enchufaba que daba gusto.


Un año después, en el 83, la selección italiana de baloncesto nos ganaba la final del eurobasket, lo dicho, los malditos spaghetti estaban en racha.

En el apartado cinematógrafico no voy a volver a hablar nuestros amigos Bud y Terence, pero sí que hay que resaltar a todo un icono de la época, y que en España también tocó pelo, este gran actor no es otro que ÁLVARO VITALI, o lo que es lo mismo, el Jaimito (Pierino en Italia) de todas las películas de destape que se hicieron en Italia en los ochenta y que aquí en España pudimos disfrutar en VHS y, más tarde, en nuestra añorada “Nit d´erotisme” de canal 9 (cuando llegó Rita Barberà a la alcaldía lo primero que hizo fue cancelar este espacio tan didáctico e instructivo).


En los 80 empezaron a proliferar los restaurantes italianos y, ¿de dónde creéis que salieron las hombreras?, es evidente.
En los 80 empezamos a oír nombres como Versace o Gucci, descubrimos que un Ferrari Testarrosa valía 40 millones de pesetas, que Rocky Balboa procedía de una humilde familia italiana y que Don Corleone había emigrado de su querida Italia siendo todavía un niño.
En los 80 apareció Sabrina Salerno, nada más que añadir, señoría.

La moda por lo italiano se fue apagando, dando sus últimos, y geniales, estertores de vida a principios de los 90, gracias, sobretodo, a T5 y sus mamachicho, pero es indudable que los italianos tienen recursos de sobra para volver a reinar, tiempo al tiempo.